quinta-feira, 4 de novembro de 2010

Las tempranas definiciones de Dilma Rousseff

La Nación

Por Emilio J. Cárdenas*

La exitosa campaña electoral de Dilma Rousseff se construyó y ejecutó a la sombra de quien es indiscutiblemente la figura pública más popular del mundo de la política de Brasil. La de un hombre excepcional, "Lula" da Silva. Lo cierto es que Dilma es ya la primera mujer electa presidente en toda la historia brasilera. Ya no podrá caminar siempre a la sombra de su mentor. Tendrá todos los ojos y oídos de su país clavados en lo que ella haga o decida. Y esa ha sido su elección personal.

Por esto es importante destacar algunas de sus primeras declaraciones, que tienen el carácter de compromisos asumidos con su pueblo. Con todos, más allá de sus propios partidarios.

Su inmediato llamado a la unidad de la nación no puede pasar desapercibido. Prometió gobernar para todos y con todos, respetando las diferencias de orientación política. Esto es nada menos que predicar el respeto y la tolerancia. Es también unificar en lugar de dividir y excluir. Como corresponde a un país maduro.

Tampoco puede dejar de mencionarse su definición sobre el respeto a la libertad de prensa. En una región llena de ataques a la libertad de opinión, con gobiernos que se esfuerzan por controlar la opinión pública para consolidar sus tendencias autoritarias, afirmar que ella no tiene resentimiento alguno por las críticas que naturalmente se le hicieran durante la campaña electoral, pese a lo duras que fueron, agregando que prefiere "el barullo de la prensa libre al silencio de las dictaduras" es una forma de generar confianza y reconfirmar su vocación republicana que merece el aplauso.

Si a ello agregamos una confirmación inequívoca de que en su gestión no caerá en la tentación de lavar pecados con inflación, que respetará la santidad de los contratos, que mantendrá la actitud de responsabilidad fiscal, y que privilegiará la estabilidad económica, los mensajes de apertura de Dilma Rousseff, tomados en su conjunto, parecen apuntar acertadamente a tratar de edificar aquello que se suele perder rápidamente y que, en cambio, se tarda mucho en construir: la confianza.

Un mensaje indispensable de cara a un Brasil que camina confiado hacia un futuro promisorio que deberá construir desde la unidad y con una visión de futuro compartida, por oposición a los enfrentamientos y resentimientos estériles.


(*) Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas

Nenhum comentário:

Postar um comentário