terça-feira, 8 de junho de 2010

Fuerte ajuste en Alemania, para "servir de ejemplo"

La Nación

PARIS.- Profundamente debilitada dentro de su coalición de gobierno, la canciller alemana, Angela Merkel, anuló ayer a último momento una reunión con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, para dedicarse a apaciguar la crisis desencadenada por su drástico programa de austeridad, que prevé economizar 95.000 millones de dólares en los próximos cuatro años.

El ajuste anunciado por Merkel, que no tiene precedente desde la Segunda Guerra Mundial, afectará principalmente a los beneficios sociales, pero también tocará al resto de los sectores, con la excepción de la educación y la investigación.

"Alemania, como la mayor economía de Europa, tiene la tarea pendiente de dar un buen ejemplo", sostuvo ayer Angela Merkel.

Se recortarán los subsidios por hijo y por desempleo, y se suprimirán unos 15.000 empleos públicos. Los trabajadores del Estado que conserven sus puestos sufrirán un recorte salarial del 2,5%. También se reestructurarán las fuerzas armadas: se recortarán 40.000 efectivos y se reducirá el servicio militar de nueve a seis meses.

"Pese a estas difíciles decisiones, les digo que es necesario para el futuro de nuestro país", agregó la canciller alemana, que atraviesa uno de los momentos más difíciles de su mandato. Alemania se sumó así a otros países europeos que ya anunciaron drásticos ajustes para intentar sortear con éxito la peor crisis financiera en la historia de la Unión Europea (UE).

El panorama europeo se oscureció todavía más ayer cuando el primer ministro británico, David Cameron, anunció que la situación financiera de su país era peor de lo esperado, pidió sacrificios y advirtió que las decisiones que tomará su gobierno "afectarán el modo de vida" de los británicos (ver aparte).

En ese clima de incertidumbre, las bolsas europeas mantuvieron una actitud expectante a la espera de la evolución de la situación en Alemania y los resultados de la reunión en Bruselas de los ministros de Finanzas que debían validar anoche las modalidades del Plan de Estabilización Monetaria de la zona euro y reforzar las reglas presupuestarias en la región.

A pocas semanas del salvataje de Grecia, el euro volvió a replegarse como resultado de las dificultades crecientes de Hungría (aunque ese país no forme parte de la zona euro), las declaraciones apocalípticas de Cameron y el aplazamiento del encuentro Merkel-Sarkozy.

La anulación de esa reunión, que estaba destinada a avanzar sobre la gobernanza de la zona euro, no refleja un enfrentamiento franco-alemán, pero deja ver las tensiones entre ambos países en vísperas de la decisiva cumbre del jueves 17 de junio que debe abordar ese tema.

Sarkozy desea una institucionalización del eurogrupo, que reuniría a los jefes de Estado y de gobierno de los 16 países de la zona euro y podría estar dotado de un secretariado. El presidente francés nunca ocultó que le gustaría presidir personalmente ese foro.

Merkel rechaza esa idea y desea que Europa sea gobernada por los 27 miembros de la UE y no por 16 países. Cada vez que puede, la canciller recuerda que el Pacto de Estabilidad se aplica a todos los países miembros, incluso a aquellos que no utilizan el euro, y que -con excepción de Dinamarca y Gran Bretaña- cada uno debe adoptarlo.

Los alemanes también quieren endurecer ese instrumento de disciplina presupuestaria y hallar un mecanismo que permita reestructurar la deuda de un Estado miembro. En otras palabras, obligarlo a declararse en default para evitar tener que poner dinero para salvarlo, como sucedió con Grecia.

Berlín también pretende reformar los tratados europeos vigentes a fin de endurecer las sanciones a miembros en dificultades financieras.

Hasta ahora, los franceses se han opuesto a ambas ideas.

Sarkozy y Merkel tendrán, en consecuencia, una semana suplementaria para acercar sus posiciones. La nueva cita ha sido fijada para el lunes 14 de junio en Berlín.

Tensión
Esa tensión era palpable anoche en Bruselas, donde los ministros de Finanzas europeos validaron las modalidades del Fondo de Estabilización de la eurozona. Adoptado el 10 de mayo pasado, ese fondo de garantía de 893.000 millones de dólares está integrado por 524.000 millones de dólares por parte de la UE y el resto por el FMI.

En un esfuerzo suplementario por calmar la agitación de los mercados financieros, los ministros de Finanzas también tenían que ponerse de acuerdo sobre el endurecimiento de las reglas presupuestarias de la UE.

La reunión de Bruselas también debía analizar diversas estrategias posibles de reducción de déficits, la eventual reforma del Pacto de Estabilidad y la extensión del perímetro de vigilancia macroeconómica a las cuestiones de competitividad.

Lo que se necesita son sanciones progresivas y que puedan aplicarse fácilmente, afirmaron fuentes diplomáticas.

En otro anuncio que sumó más incertidumbre, el presidente de la UE, Jean-Claude Juncker, señaló que las medidas de austeridad anunciadas recientemente por España son insuficientes y pidió un mayor esfuerzo fiscal al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que mañana enfrentará una huelga de empleados públicos.

Escaldados por la crisis griega, los europeos han decidido dar prioridad a severos recortes presupuestarios en lugar de optar, como Estados Unidos, por medidas de estímulo de la economía.

Esa decisión inquieta a Washington, partidario del gasto público que aliente el crecimiento. Estados Unidos insistió en solicitar prudencia a los miembros de la UE.

En una columna publicada en el vespertino francés Le Monde , el comisario para la Economía europeo, Olli Rehn, afirmó que Europa "no está fuera de peligro" y que los recortes presupuestarios deberán ser operativos en 2011, cuando se espera un retorno del crecimiento.

El fin de semana no consiguió, en todo caso, calmar la agitación de los mercados bursátiles, que continuaron su caída iniciada el viernes.

La deuda de los países periféricos de la eurozona continúa siendo tabú para los inversores, inquietos por la solvencia de los bancos europeos y la difícil situación financiera en España. El panorama se agravó todavía más por los anuncios catastróficos del gobierno húngaro y las malas cifras del empleo en Estados Unidos.

Comparativamente con los Bunds alemanes -que sirven de referencia-, la prima de riesgo solicitada por los inversores para comprar deuda griega alcanzó un nuevo récord. Por su parte, el euro cayó por debajo de 1,20 dólares, su nivel más bajo en cuatro años, y arrastró con él las plazas bursátiles en Asia y Europa.

París cerró con un repliegue de 1,21%. Fráncfort cedió 0,57% y Londres, 1,11%. El peor derrumbe del día se produjo en Atenas, donde la Bolsa cayó 5,45%. En Nueva York, después de un viernes de pérdidas considerables, el Dow Jones cerró con un retroceso de 1,16% y el Nasdaq, de 2,04%.

EL AJUSTE DE MERKEL

Prestaciones sociales: los desempleados dejarán de percibir una serie de sumas extras, lo que redundará en un ahorro aproximado de 2400 millones de dólares por año. Además, se recortarán las subvenciones por hijos, al modificarse a la baja el porcentaje del ingreso sobre el que se calcula, y se eliminará por completo para los desempleados. Este grupo será así el más afectado por las medidas.

Empleados públicos: los recortes proyectados afectan a los empleados públicos, cuyo número deberá disminuir en por lo menos 15.000 personas. Los actuales 280.000 empleados del Estado deberán prepararse, además, para un recorte del 2,5 por ciento en sus remuneraciones, que se instrumentará mediante la eliminación del aumento en el suplemento de Navidad de 2011.

Recorte en Defensa: el gobierno pretende también reestructurar las fuerzas armadas, y contempla reducir los actuales 250.000 efectivos en 40.000. A ello se suma la reducción del servicio militar de nueve a seis meses, que ya había sido anunciada antes.

Impuestos: Merkel nombró la eliminación de subvenciones y la imposición de una "tasa de concesión" al tráfico aéreo, así como impuestos a las transacciones financieras. Los concesionarios de las plantas de energía atómica deberán contribuir con 2700 millones de dólares al año. La canciller repitió también que no habrá modificaciones en el impuesto al valor agregado de alimentos o bienes culturales, y que no se tocarán tampoco las jubilaciones. No aumentará el impuesto a las ganancias ni habrá nuevos impuestos.

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